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La Novia Equivocada Novela de Day Torres

Capítulo 157
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ATRACCIÓN PELIGROSA. CAPÍTULO 6. ¿Quieres jugar?

Aaron se quedó mudo durante un momento. ¿De verdad Nathan King le estaba pidiendo aquello? No

supo interpretar muy bien el nudo en su estómago pero si era honesto lo único que deseaba era

subirse a un avión y volar inmediatamente a Inglaterra. ¡La cosa era que no quería ser tan honesto!

-Señor… no creo que su hija y yo tengamos la mejor… ¿relación? o lo que sea -murmuró.

-Hijo, Nahia tiene el temperamento explosivo de sú madre, pero no es una mala niña. Que necesite

una mano dura y no le vendría mal que le enseñaran un poco de sana obediencia… eso si no te lo

puedo discutir… 3

Aaron abrió los ojos.

-¿Y entonces qué? ¿Me está diciendo que tengo autorización suya para meterla en cintura o algo así?

– preguntó tan espantado que Nathan tuvo que aguantarse con todas sus fuerzas para no soltar una

carcajada allí mismo. 3

Era un chico de buen corazón y encima estaba bien educado.

-Lo que sea necesario para que esté segura. ¡Regáñala! ¡Castígala sin televisión! ¡Termínala de criar

si hace falta! Solo quiero que mi hija esté a salvo -sentenció. 3

Aaron se quedó pensativo por algunos segundos.

-Ella se va a poner muy difícil, ¿verdad? -murmuró.

-Tanto como se lo permitas -respondió Nathan encogiéndose de hombros-. Pero la realidad es esta: mi

hijo James y su esposa están siendo acosados por un psicópata, que si no tiene acceso a ellos, muy

bien podría desquitarse con Nahia. Yo ya sé lo que tengo que hacer. La pregunta es: ¿qué vas a hacer

tú?

Aaron apretó los puños y no demoró nada en responder.

-Voy saliendo en una hora -aseguró.

-¡Perfecto! -exclamó Nathan satisfecho-. Le recomendaré a mi hijo que contrate Aztra Security y

mandaré a preparar nuestro avión para que los lleve.

-No es necesario, yo tengo el mío -respondió Aaron-. Solo envieme los datos que necesito a mi

teléfono. Con permiso.

Alargó la mano y Nathan la estrechó.

-Vaya con Dios, muchacho. 3

Intentó que no se le desprendiera la quijada al saber que el crío tenía un avión privado, pero eso en

parte también lo tranquilizó, le gustaba la gente independiente.

Aaron, por su parte, enseguida se puso en movimiento. Su hombre de mayor confianza era Sibar, así

que si se necesitaban dos para el trabajo, él era su elección obvia. Al llegar a Londres no se molestó

en quedarse en un hotel, sino que fueron directamente a una de las casas que su abuela tenía en la

ciudad y que ya había mandado a preparar para él.

Ir a la entrevista con James King fue pan comido. Sibar tenía un currículum extenso e impecable y

enseguida congenió con el heredero. Aaron sabía que quienes necesitaban protección eran Maddison

Grant, la novia de James, y Nahia. Así que se ocupó de aplicar la psicología correcta para que le

entregaran a su loca. 8

-¿Puedes decirme por qué la agencia me recomendaría a alguien tan joven? -preguntó James y Aaron

prefirió guardarse que él era el dueño,

-Trabajo bien.

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-¿Has disparado un arma?

“De todo tipo“, pensó, pero solo respondió:

-Varias veces.

-¿Has matado a alguien? -insistió James.

-No lo sé.

-¿Cómo que no lo sabes…? ¿No sabes si mataste a alguien?

-Pues no es como que me haya regresado a preguntarle si estaba bien–respondió Aaron con tono

neutro, porque esa era mejor respuesta qué “sí, he matado antes, a más de uno“.

Podía sentir la mirada de James King sobre él, evaluándolo. Determinando si su edad y su posible

inmadurez serían un problema. Pero desde luego no lo fue.

-OK, entonces… si la agencia confía en ti, creo que yo también debería hacerlo -murmuró James–.¿

Tienes algún requerimiento especial en cuanto a salario?

-No, señor. Pero en cuanto a otra cosa, sí -respondió Aaron listo para obtener a su asignación.

-Claro, dime.

-Tengo entendido que se solicitó protección para dos mujeres. ¿Es correcto?

—Sí, así es.

-¿Me puede asignar a la que menos hable, por favor?

-Está bien, le asignaré a mi hermana pequeña. Es una niña muy dulce y dócil, solo tiene que

acompañarla a la universidad y ella se pasará el día entretenida en sus clases. (6)

Aaron apretó los dientes y forzó una sonrisa. ¡Joder con la cara que tenía el King para decirle que era

una niña dócil! ¡O Nahia lo tenía muy engañado o James quería ensartarle aquella mentira sin

vaselina!

-Le agradezco, señor -dijo.

-Entonces queda contratado, señor Orlenko.

-Solo Aaron, por favor.

-Aaron. En la tarde conocerás a mi hermana. Te veo aquí a las seis.

-Por supuesto, señor. Con permiso.

Aaron salió de allí conteniendo el aliento, había ido allí a buscar eso exactamente, pero todavía no

estaba a salvo. Sabía muy bien que Nahia no se tomaría volver a verlo como una linda sorpresa, y la

cara que la vio poner cuando él entró al despacho esa tarde se lo dijo todo.

Estaba hermosa, con pantalón, botas altas y suéter ancho. Su estómago aleteó como si se estuviera

muriendo de hambre desde hacía un mes solo por no verla. En cambio, ella le dirigió una mirada

asesina.

-¡Dime que esto es una put@ broma! ¿¡Tú qué carajo estás haciendo aquí!? -gruñó mirándolo, y

Aaron se quedó sorprendido al escucharla decir una palabrota.

Nathan King tenía razón, a aquella niña había que terminar de criarla con mano dura. “¡Castigada!” se

recordó.

-¿Ustedes se conocen? -preguntó James.

-Aquí Robocop era el guardaespaldas de mi… Dejémoslo en que no tenemos precisamente la mejor

relación -gruñó ella-. Quiero a otro guardaespaldas.

-Nahia, ¿tuviste algún problema directamente con él? -preguntó otra muchacha que Aaron identificó

inmediatamente como Maddison Grant, la novia de James.

-¡Pues con él no, pero… es un idiota insensible…!

¡Auch! ¿En qué momento había crecido tanto la rabia de aquella chica? Pero él no estaba dispuesto a

quedarse atrás.

-Su novio le puso los cuernos–la delató y la vio ponerse roja.

-¡Y tú lo ayudaste! -lo acusó Nahia, sin poder creer que estuviera allí.

-Exacto, gracias. En unos años cuando dejes el pañal te vas a dar cuenta del favor que te hice -siseó

Aaron y por un segundo creyó que ella le saltaría al cuello, sin embargo la otra mujer la distrajo.

-Nahia, linda… tu hermano ya lo contrató, si lo devolvemos a la agencia probablemente lo castiguen…

-Mira cómo me duele siseó Nahia y él achicó los ojos.

-Bueno… pues aunque te duela vas a tener que hacer un esfuerzo, porque ya está contratado – le dijo

Maddi con voz dulce pero firme-, así que si tienes un problema con él deben solucionarlo. No es como

que no tengas tiempo y oportunidad para… arreglarlo.

Aquel “arreglarlo” le sonó a Aaron como una sugerencia peligrosa, y cuando Nahia se giró hacia él,

pudo ver la sonrisa más malvada y coqueta del mundo, una que lo hizo pasar saliva.

-A partir de ahora es “señorita King” para ti–le advirtió-. Necesito guardaespaldas las veinticuatro

horas, mi departamento solo tiene una habitación y mi sofá es muy caro, así que ve consiguiéndote un

saco de dormir–se acercó a él y Aaron sintió su aroma a rosas invadiendo su nariz como una

invitación –. Bienvenido a mi infierno, señor Orlenko.

Salió de la oficina como un huracán y Aaron se acercó a James, hablándole por lo bajo.

-Creo que me mintió, señor. Por la loca cobro el doble–advirtió porque había que mantener las

apariencias.

-¡Hecho! -sonrió Maddi dándole la mano y Aaron se acomodó el saco antes de correr detrás de Nahia.

¡Y vaya que corría rápido! La alcanzó en el estacionamiento y la vio parada junto a su auto. Cualquiera

había esperado que lo dejara allí tirado, pero no ella, no… ¡para hacerlo sufrir debía tenerlo cerca!

Nahia no sabía exactamente cómo sentirse. Estaba muy sorprendida de verlo allí, pero sobre todo

estaba molesta porque con todo el asunto de la universidad casi, casi había logrado olvidarse de él.

¡Sí, de él, no de Austin! Austin era un idiota, pero él había logrado obtener toda su atención en un solo

día. ¿¡Qué un solo día!? ¡Unas pocas horas! Y saber que le había solapado los cuernos a su ex la

había decepcionado demasiado.

Sin embargo allí estaba.

-¿Quieres decirme qué diablos haces aquí? -lo increpó una vez que estuvieron solos en el silencio del

estacionamiento.

-Trabajo es trabajo -respondió él mirándola a los ojos y ella apretó los labios mientras contenía el

aliento.

“Trabajo“.

-¿Y no podías ir a trabajar para alguien más? -gruñó.

-Tu hermano paga mejor que cualquiera y yo traigo buenas referencias -replicó él y se quedó

mirándola a los ojos por un momento-. Nahia, escucha…

-Señorita King -espetó ella.

-Nahia -repitió él dando un paso hacia ella que la hizo retroceder-. Nahia, lamento que hayamos

comenzado con el pie equivocado. El día que te conocí… el día que pasó lo que pasó con Austin… no

quería que salieras lastimada. -Solo había querido que abriera los ojos.

Ella se cruzó de brazos y negó.

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-Pues no te funcionó muy bien. Realmente sentí que me dolia el pecho cuando me fui esa noche… –

murmuró y a Aaron se le hizo un nudo en la garganta–¡Pero no, era una varilla del sostén que se me

salía! -exclamó Nahia lanzándole las llaves del auto antes de caminar hacia él-. Parece que tú eres de

los que cree que puede modificar la vida de la gente a tu antojo y eso no funciona así, Robocop.

Aaron achicó los ojos.

-Nahia, vengo a cuidarte, esto no es un reto -le advirtió.

-¡Quiero otro guardaespaldas! -rezongó ella.

-¡No! ¡Qué malcriada era!

-¡Te pagaré lo mismo que mi hermano si te vas!

-¡No!

-¡Entonces no lo estás haciendo por el dinero!

-¡Claro que no!… ¡digo sí! -Aaron sacudió la cabeza al darse cuenta de lo que le había dicho, pero ya

era demasiado tarde y Nahia reía con satisfacción, porque si él no estaba allí por el dinero, entonces sí

era

un reto.

Aaron se humedeció los labios con un gesto pensativo y Nahia tuvo que pasar saliva porque era un

gesto tan sexy y descuidado que le revolvía toda clase de dragones en el estómago.

-¿De verdad me lo vas a hacer dificil?-preguntó Aaron finalmente con una sonrisa provocativa.

-¿No acabas de decir que estoy en pañales? ¡Pues quien se acuesta con niños, amanece cagado,

Robocop!

-¡No me digas así! -siseó él.

-OK–accedió ella y abrió la puerta trasera del coche. Nos vamos a mi departamento, pero tú

conduces… Robocop.

Aaron resopló pero se puso al volante y después de que ella le diera la dirección, se metió en el tráfico

de la ciudad. En cinco minutos ya lo había vuelto loco hablando de cualquier tontería. Simplemente no

cerraba la boca porque con aquel carácter serio que tenía el guardaespaldas, estaba segura de que

eso lo exasperaba y esa era su nueva misión en la vida.

Finalmente llegaron al edificio, pero cuando estaban subiendo en el ascensor el teléfono de Aaron

comenzó a sonar. Él contestó de inmediato y Nahia vio cómo su semblante se ensombrecía.

-Si… este… gracias por avisarme. Hasta luego -murmuró y para cuando colgó parecía muy afectado.

-¿Pasó algo, Robocop? -preguntó ella en voz baja.

-No… ¿Podemos…? ¿Podemos guardar cinco minutos de silencio? -preguntó él y Nahia se imaginó

de todo. Era guardaespaldas, quizás uno de sus amigos había muerto en el trabajo o algo.

-Cl… claro -murmuró.

Lo hizo pasar al departamento, lo sentó en el sofá y hasta fue a la cocina a servirle un vaso de agual

mientras se quedaba mirándolo asustada. Pero él solo estaba en silencio, tranquilo y serio. Finalmente

Nahia lo escuchó suspirar.

-Oye… -dijo apretando su mano con un gesto tierno de consuelo. Los cinco minutos de silencio… ¿en

honor a quién eran?

—A nadie, era para que te callaras un rato -respondió él y un segundo después la veía echar humo

por la orejas mientras le lanzaba un jarrón que no llegó a estrellarse porque Aaron tenía buenos

reflejos.

-¿¡Es una put@ broma, Robocot!? -espetó y en dos zancadas Aaron la tuvo arrinconada contra una

pared.

-Tú no eres tan dura como piensas -siseó agarrando su cara con una sola mano y levantándola para

que lo mirara-, y yo no soy tan serio como me veo. ¿Quieres jugar? ¡Bien! Pero te advierto que en mi

juego se vale todo.